El mes de septiembre siempre es complicado cuando ponemos en el mismo algoritmo: familias, escuela, niñas, niños o adolescentes. Volver en la escuela es un momento de sentimientos opuestos. Tanto por los adultos como para los niños, niñas y adolescentes.
Para los más pequeños y pequeñas, a veces puede ser un espacio rico y estimulante donde trabajar el aprendizaje. No solo por los conocimientos teóricos que logran, sino por el hecho de desarrollar competencias básicas, leer, escribir, operaciones matemáticas, pensamiento lógico… Y, el más importante de todo, es un entorno donde desarrollan sus estrategias de relaciones sociales, valores e interacciones con los iguales. Además, es un contexto que ayuda a desarrollar su identidad, la cual, tengan la edad que tengan, será uno de los ámbitos con más influencia del futuro adulto. “El ser humano es un ser vivo social” y la única manera de vivir que tenemos es a través de la convivencia. Por lo tanto, es crucial que tanto la escuela como los progenitores se involucren en el acompañamiento que necesiten ante las vivencias de los niños y niñas. Para todas es un momento de emociones y sentimientos convulsos, complicados de gestionar y, muchas veces, opuestos entre ellos.
¿Qué quiere decir validar las emociones?
Como padres y madres, cuidadores, tenemos que ser capaces de acompañar las emociones que nuestros hijos e hijas viven y, validarlas todas. Reconocerlas como legítimas y necesarias para encarar su proceso vital. Porque las emociones que se aceptan y se acompañan, son reconocibles, podemos entenderlas y darle un sentido. Es un momento de cambio y de incertidumbre para todos, por lo tanto, tenemos que acompañar en la felicidad, la alegría, la motivación… pero también en el miedo, inseguridades, desmotivación… entre otras muchas.
¿Qué tenemos que tener en cuenta los adultos que acompañamos?
- En primer lugar, validar nuestras propias emociones y responsabilizarnos de nuestros actos y conductas hacia nuestros hijos e hijas
- Es necesario volver a instaurar una rutina: la rutina, acompañada de límites, es necesaria para estructurar el día a día y los aprendizajes. Ayuda a sentirse seguro y proteger, pero también, a aumentar la tolerancia a la frustración.
- Estimular los niños y niñas o adolescentes, pero sin sobrecargarlos de actividades para rellenar cada tarde de la semana. Es tan importando estimularlos como que tengan un espacio de tiempo libre que los permita aburrirse y, a la vez, poder desarrollar la imaginación, autoconocimiento, juego simbólico…
- Fomentar la comunicación: tener un espacio por habla sobre cómo los ha ido el día, las cosas que los han pasado, sus expectativas y preocupaciones. Fomentar un espacio familiar de confianza y donde poder hablar de aquello que piensan y sienten.
- Promover hábitos de vida saludables: parece obvio, pero nos tenemos que cuidar, tanto alimentación equilibrada como hacer ejercicio se han demostrado imprescindibles para garantizar el bienestar y salud mental.
Convivir con la contradicción y tomar partido
Como progenitor, amas profundamente tus hijos e hijas, pero a menudo también necesitas que empiece el curso escolar para poder conciliar el trabajo, otras curas y responsabilidades, o simplemente poder disponer de tiempo para uno mismo. No te sientas culpable por esta dualidad de emociones tan opuestas; es completamente normal. Además, hay que considerar que hay progenitores que trabajan muchas horas en el día y disponen de poco tiempo para estar con los hijos e hijas.
El que tienes que buscar es permitirte sentir todas estas emociones sin que esto te haga menos padre o madre. Lo importante es aprovechar al máximo el tiempo que tienes, implicándote activamente en el proceso de crianza y educación, independientemente de la etapa evolutiva en que se encuentren tus hijos e hijas.
Seamos flexibles y comprensivos: cada niño o niña tiene su propio ritmo. ¡Acompañémoslos!
Si crees que tú o alguien próximo necesita apoyo psicológico y emocional, restamos a tu disposición. Para mayor información del servicio, puedes consultar el siguiente enlace.
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