¿Has sentido alguna vez que ya no puedes más y quieres dejar tu trabajo? La respuesta ideal sería no. Pero la realidad es otra. Muchas personas padecen sensación de agotamiento y frustración en el trabajo cosa que les lleva a tomar decisiones drásticas. Estamos hablando de un 10% de los trabajadores aproximadamente. En los casos más graves, este síndrome puede desencadenar ansiedad y depresión. Esto es lo que conocemos como Burnout.
El Burnout es un concepto reconocido como enfermedad por la OMS (Organización Mundial de la Salud) para referirse al trastorno emocional vinculado al ámbito laboral que aparece como consecuencia de una situación de estrés laboral crónico, fruto de la incapacidad para desconectar del trabajo, lo que repercute negativamente en la salud física y mental. En otras palabras, lo que conocemos por desgaste profesional o, coloquialmente, “estar quemado”.
Esto ocurre cuando el trabajador en sí se da cuenta de que sus expectativas profesionales no encajan con su realidad. Quizás porque ha elegido un camino distinto al que él hubiese querido o porque ha escogido su trabajo de forma totalmente vocacional, sin tener en cuenta la dificultad de éste. No obstante, este síndrome puede aparecer también en el mejor de los casos, estando totalmente satisfecho con la elección, pero teniendo dificultades en el día a día. ¿Quieres conocer las causas? Vamos a ello.
Causas del burnout
- Carga de trabajo. Cuando el trabajo a realizar es excesivo y el horario laboral no es suficiente para realizarlo.
- Mal entorno laboral. Ocurre cuando la relación entre compañeros o con el/la superior no es la ideal, cosa que incomoda al empleado.
- Expectativas laborales. Nos referimos a la frustración que siente el trabajador o la trabajadora cuando sus expectativas profesionales no se ajustan a la realidad cotidiana.
- Características personales. Se trata de esas cualidades de cada persona que hacen que pueda verse más afectada por el síndrome: inseguridad, perfeccionismo, baja autoestima…etc.
La primera vez que se describió este término fue en 1974 por el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger, observando la desmotivación laboral que sufrían los trabajadores de los servicios sociales del Bronx por trabajar en condiciones nada favorables y con un gran cúmulo de estrés. Como curiosidad, deciros que la palabra en sí “Burnout” es un término que proviene del título de la novela de Graham Greene, A Bourn Out Case (1961), en la que se narra la historia de un arquitecto atormentado espiritualmente que decide abandonar su profesión y retirarse en la selva africana.
Síntomas
El síndrome de Burnout puede manifestarse de muchas formas distintas. Vamos a destacar los principales síntomas para detectarlo a tiempo:
- Sensación de fracaso
- Sentirse no realizado
- Dificultad de concentración
- Estrés
- Bajo rendimiento
- Dolor de cabeza
- Insomnio
- Absentismo laboral
Para poder prevenir el burnout o que la sensación de desgaste profesional vaya a más, debemos implementar ciertas medidas de prevención y acompañamiento para evitar el absentismo laboral como consecuencia final.
¿Qué podemos hacer como empresa para prevenir el Burnout?
- Reconocer las situaciones que producen estrés al trabajador y tomar medidas para evitarlas
- Evitar la sobrecarga laboral a través de medidas de reorganización de trabajo.
- Encontrar el punto intermedio entre expectativas profesionales y realidad para llegar a la situación idónea.
- Mejorar la comunicación con los compañeros y compañeras a través de dinámicas de grupo y salidas esporádicas.
- Proponer actividades saludables para mejorar la salud y el bienestar de los trabajadores.
El autocuidado emocional es un factor muy importante para sentirse bien en todos los ámbitos de la vida. Es un trabajo continuo que cada uno de nosotros debe hacer para vivir en harmonía. Para ello, debemos cuidarnos a nivel físico, haciendo deporte y comiendo saludable, y también a nivel emocional. Este último punto trata más acerca de aspectos comunicativos y conscientes. Es muy importante de vez en cuando hacer un repaso mental a nuestra situación laboral y reconocer si estamos en el camino que queremos. Marcar unas metas realistas e ir a por ello. Esto hará que sigamos motivados en nuestro día a día y no sintamos frustración en el trabajo como consecuencia de la monotonía y de falta de aspiraciones profesionales.
Ha habido situaciones extremas en que la sensación de frustración y de agotamiento en las “víctimas” ha sido tan fuerte que les ha llevado a abusar de sustancias nocivas como son el alcohol o las drogas. Se trata de una vía de escape rápida para evadirse, aunque sea la opción más perjudicial para la salud de uno mismo.
Tanto para la persona en cuestión, como para los supervisores, es muy importante estar alerta y detectar los casos de burnout lo antes posible. La comunicación vuelve a ser un punto clave para enderezar la situación y poner medidas sobre la mesa para que no vaya a más y no acabe en la peor de las consecuencias, el absentismo laboral.
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