La separación de pareja es un momento difícil para todos, pero especialmente para los hijos e hijas. Para ellos y ellas significa un cambio importante en su vida familiar y puede generar sentimientos de tristeza, culpa, confusión y miedo. Como padres y madres es importante afrontar la situación con madurez y responsabilidad, priorizando el bienestar de los niños, protegiéndolos de los efectos negativos de la ruptura.
Construir una nueva normalidad de vida familiar será más fácil si seguimos algunas de las pautas:
Comunicación:
- Respetaos el uno al otro: evitad discutir o pelearos delante de vuestros hijos. Las disputas y diferencias como pareja se discutirán cuando los niños no estén presentes. Si tenéis que acordar aspectos de la crianza o enfrentar los conflictos derivados del proceso de separación, no gritos, no insultos, no descalificaciones, ni humillaciones.
- Intentad que haya un trato cordial y educado, aunque no tengáis ganas de mostraros afecto. Después de la separación, los niños aprenden de lo que ven. Por lo tanto, es imposible pedirles una conducta positiva y un autocontrol cuando nosotros como adultos no hemos sido capaces de hacerlo.
- Comunicación abierta con el niño: explicad la situación y responded a sus preguntas y preocupaciones. Adaptad el mensaje en función de la edad y madurez del niño. Cuando comuniquéis la separación, mostrad empatía y sensibilidad con ellos, transmitidles que no tienen la culpa de nada y que como padres os mantendréis unidos para continuar dándoles lo que necesitan. Los niños necesitan saber que continuarán teniendo las dos figuras parentales, cuándo y cómo cambia su vida.
Crianza:
- Que tu hijo/a no sea víctima de los estados cambiantes de humor propios ni del estado de ánimo alterado a causa del estrés por la separación. Si crees que puede pasar o ha pasado, repáralo con empatía hacia él/ella o busca acompañamiento psicológico.
- Reclama lo que sea justo y necesario: las diferencias entre la pareja, los desacuerdos por la custodia, los temas económicos, los regímenes de visita, etc., son factores de estrés para los progenitores. Ten en cuenta que si tratas bien al otro progenitor, en consecuencia, lo estás haciendo también con tu hijo/a. La otra persona implicada no será tu pareja, pero siempre será el padre o madre de vuestro hijo o hija.
- Evita hablar al niño del otro progenitor de manera negativa ni busques alianzas en contra del otro. Esto genera un elevado nivel de estrés para ellos porque se encuentran en un conflicto de lealtades que la mente infantil no puede asumir. Además, esto podría debilitar su autoestima y se considera una forma de maltrato. Tampoco debemos utilizar al hijo/hija como confidente ni saber qué piensa el otro miembro de la pareja. Esto afectaría al desarrollo de la persona, ya que se produce una inversión de roles.
- Mantén una rutina familiar estable: esto dará a vuestros hijos e hijas una sensación de seguridad y normalidad en medio del cambio.
- Continúa compartiendo la responsabilidad de la crianza: trabajad juntos para cubrir las necesidades de vuestros hijos tanto emocionales como prácticas.
- Adaptad vuestras normas y expectativas a la nueva situación: quizás sea necesario hacer algunos cambios en vuestra manera de criar, pero siempre buscando su bienestar.
Bienestar emocional de la familia:
- Como adultos, es importante saber que los niños y su bienestar son superiores al propio. De esta manera se está cumpliendo con la función progenitora, tratándolos bien y sembrando unas bases para un desarrollo equilibrado psicológicamente.
- Respeta su proceso de duelo: los niños tienen un proceso de recuperación y elaboración de la pérdida de lo que era su núcleo familiar, más allá de los cambios que se producen en los adultos. Debe mostrarse siempre una actitud de apoyo, comunicación, proximidad, respeto, contención de los afectos y conductas por parte de ambos progenitores.
- Puedes pedir ayuda profesional en cualquier momento. Tanto terapias como mediaciones familiares. Los progenitores debéis cuidar vuestro propio bienestar si queréis ejercer vuestro rol cuidador.
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